lunes, 9 de noviembre de 2009

Bases Curriculares Educación Parvularia.



Orientaciones valóricas
Las Bases Curriculares de la Educación Parvularia se enmarcan en principios
y valores que inspiran la Constitución Política, la Ley Orgánica
Constitucional de Enseñanza y el ordenamiento jurídico de la nación, así
como en la concepción antropológica y ética que orienta la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y la Convención sobre los Derechos del
Niño.5
5 Convención sobre los Derechos del Niño. Naciones Unidas, 20 de noviembre 1989.
6 Comisión Nacional para la Modernización de la Educación. Los desafíos de la Educación Chilena frente al siglo XXI. Editorial Universitaria, Santiago, 1994.
Los principios aludidos tienen por base la convicción fundamental de que los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y que la perfectibilidad inherente a la naturaleza humana se
despliega en procesos de autoafirmación personal y de búsqueda permanente de trascendencia, los
que otorgan sentido a la existencia personal y colectiva. A la libertad que hace de cada individuo
persona y sujeto de derechos y deberes, le es intrínseca la capacidad de razonar, discernir y valorar,
fundamentos a su vez de la conducta moral y responsable.
Asimismo la Comisión Nacional para la Modernización de la Educación, en 1994, planteó como horizonte
formativo del esfuerzo educacional del país un conjunto de orientaciones valóricas que han
inspirado estas Bases Curriculares de la Educación Parvularia: “ofrecer a todos los chilenos la posibilidad
de desarrollar plenamente todas las potencialidades y su capacidad para aprender a lo largo
de la vida, dotándolos de un carácter moral cifrado en el desarrollo personal de la libertad; en la
conciencia de la dignidad humana y de los derechos y deberes esenciales que emanan de la naturaleza
del ser humano; en el sentido de la trascendencia personal, el respeto al otro, la vida solidaria en
sociedad y el respeto a la naturaleza; en el amor a la verdad, a la justicia y a la belleza; en el sentido
de convivencia democrática, el espíritu emprendedor y el sentimiento de la nación y de la patria, de
su identidad y tradiciones.”6
Es constitutivo también del marco de orientaciones valorativas de estas Bases Curriculares el reconocimiento
del rol de la familia como primera educadora de sus hijos, con sus realidades y
características propias, necesidades y expectativas educativas, constituyéndose -por tanto- en un
actor central y permanente en la educación parvularia.

La familia y el medio
Rol de la familia
La familia, considerada en su diversidad, constituye el núcleo central básico en el cual la niña y el
niño encuentran sus significados más personales, debiendo el sistema educacional apoyar la labor
formativa insustituible que ésta realiza. En la familia se establecen los primeros y más importantes
vínculos afectivos y, a través de ella, la niña y el niño incorporan las pautas y hábitos de su grupo
social y cultural, desarrollando los primeros aprendizajes y realizando sus primeras contribuciones
como integrantes activos.
La educación parvularia comparte con la familia la labor educativa, complementando y ampliando las
experiencias de desarrollo y aprendizaje, junto con otras instituciones sociales. Por ello es fundamental
que se establezcan líneas de trabajo en común y se potencie el esfuerzo educativo que unas y
otras realizan en pos de las niñas y de los niños.
La niña y el niño y su medio
La sociedad chilena está cambiando
con ritmos y sentidos
que no tienen precedentes históricos;
consecuentemente con
ello, la educación debe responder
en forma dinámica a estos
nuevos escenarios y preparar a
las nuevas generaciones para
una participación plena acorde
a sus posibilidades y características
personales.
En el caso de los párvulos, la
sociedad, con sus valores y
orientaciones, se hace evidente
a través de su familia, las comunidades específicas a las que pertenecen y en las que participan, y las
demás instituciones sociales. En consecuencia, en una comunidad comprometida con los niños se
aprende la acogida de todos y cada uno de sus miembros, el respeto y la valoración por la diversidad,
los distintos roles que desempeñan las personas e instituciones, la solidaridad, la resolución pacífica
de conflictos, la participación democrática y la construcción de ciudadanía. Por ello es esencial que
toda experiencia de educación parvularia fortalezca el aporte coordinado de la comunidad al trabajo
educativo, en una mutua retroalimentación, teniendo como referente los Derechos de los Niños
Fin
de la Educación Parvularia
La Educación Parvularia como primer nivel del sistema educativo
busca como fin:
Favorecer una educación de calidad, oportuna y pertinente, que
propicie aprendizajes relevantes y significativos en función del
bienestar, el desarrollo pleno y la trascendencia de la niña y del
niño como personas. Ello, en estrecha relación y complementación
con la labor educativa de la familia, propiciando a la vez su continuidad
en el sistema educativo y su contribución a la sociedad, en
un marco de valores nacionalmente compartidos y considerando
los Derechos del Niño.

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